viernes, 2 de septiembre de 2011

Macromoléculas


Por suerte mi primo me ofreció mandar a su hombre-moto de confianza a retirar los resultados de mi resonancia magnética. ¡Un alivio!
Es un día de esos raros, donde todo pasa raro. Nos despierta el teléfono una hora antes que el despertador. Se junta el carpintero que llega temprano, con los de Telefónica que vienen a arreglar la línea, después de 12 días sin funcionar.
Se van y toca el timbre el hombre-moto de mi primo, estudio en mano. Leo pero entiendo poco lo que dice… le mando un mensaje a mi querida oncóloga M. Dice “pico patológico de macromoléculas”, y veo que hablan de una imagen nueva.
Y yo que planeaba dedicar todo el día a avanzar con algunas propuestas solidarias… Las horas toman las riendas y se organizan solas. La agenda grita su sinsentido. Las listas están sin tachar.
Y yo no logro pensar en otra cosa que no sean las macromoléculas.

2 comentarios:

  1. Si las horas se organizan solas, y la agenda se rebela, solo queda tratar de sonreirle cómplice y si, amigarse con lo unico en lo que tu cabeza quiere pensar.

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  2. y esperar que la solidaridad le dé dura a las macromoléculas

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