martes, 3 de enero de 2012

El instante del vamos viendo

¿Qué puedo pensar sobre el 2011? ¿O sobre el 2012? ¿Qué puedo decir? Vengo cuestionándome esto desde hace días, dudando si escribir, y sobre todo, qué escribir. Mis pensamientos están encontrados, poco claros, me siento algo perdida. Perdida y buscando, o perdida en la búsqueda, ¿quién sabe?
No hay brújula que valga para orientarme un poco. Y eso que tengo varias, me encantan las brújulas.
Miro los últimos meses y aparecen como un largo letargo nebuloso. Miro el último año y pasaron un montón de cosas,  distintas: una increíble campaña solidaria para chicos, este blog, proyectos “por un mundo mejor”.
Repaso aunque me resulta imposible pensarlo como balance. Las mismas cosas podrían ir en el Debe o en el Haber… ¿con qué criterio puedo saber ahora si algo fue positivo o negativo? ¿Es posible un balance con incertidumbre generalizada?
No recuerdo otro inicio de año con la incertidumbre tan visible. No tengo idea de cómo va a ser el 2012. Supongo que nadie sabe, nunca sabemos en realidad, pero muchos (incluida yo misma, allá lejos y hace tiempo) llegamos a creer que podemos planear, imaginar y controlar algo de lo que vendrá.
En estos eneros porteños me resulta evidente que no sé nada.
No puedo planear ni el próximo mes, ni siquiera intentarlo. Todo puede cambiar de un día para otro. No sé ni qué desear para este año. Todo lo que parece obvio me interpela. Feliz 2012… ¿qué me haría feliz? Salud… ¿qué sería salud? ¿Cómo se planea en este “vamos viendo” permanente? ¿Podré aprender?
Quisiera un año sin balance ni expectativas. Un año de vivir cada día sin planificar, dejándome llevar, pudiendo seguir la corriente sin padecer la frustración de que las cosas sean diferentes a lo imaginado. Un año que no se mida en meses sino en instantes.