viernes, 2 de septiembre de 2011

La espera más difícil


Me banqué quietita una hora y 45 minutos adentro del resonador magnético.
Con la cabeza adentro de un casco (como de fútbol americano), con tapones de oídos, orejeras, y una camilla angosta y dura. 
Respiré profundo. Traté de relajar los hombros, la espalda. Como en las películas de naves espaciales tenía unas líneas luminosas blancas en los laterales, a lo largo, y un ruido de fondo casi permanente como de agua.
Pasaron los trucu-trucu, piun-piun, tortak-tortak-tortak, y algunos agudos muy molestos. Traté de armar ritmos, de ponerles letra, de acompañar con un sonido suave. Seguí respirando profundo y tratando de tragar despacio para seguir quietita.
Me la banqué y bastante bien. Duró una hora y 45 minutos porque, en el medio, algo no funcionaba bien en la máquina y hubo que resetearla.
Pero ese tiempo no fue el más difícil. La espera difícil viene ahora. Es el tiempo de incertidumbre. De esperar resultados que van a definir mis próximos meses, quizás mi próximo año, mis días, algunos de mis ánimos, mi aspecto y mis pensamientos.

1 comentario:

  1. Pensé en mandarte un mail para preguntarte cómo estabas, pero antes tengo que chequear que estuviste escribiendo. Cuando vi que tenías 19 entradas nuevas en el blog me dí cuenta cuánto te gusta escribir ;-), y que ya no hay más posibilidades de que me hagas un resumencito personal. Asique sigo leyendo...

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