lunes, 26 de septiembre de 2011

Dónde está la mente que observa

Si podemos creer que unos rayos que queman la piel, el pelo y el cerebro pueden curar un cáncer (o las drogas de quimioterapia, fuertes como veneno), quisiera también poder creer que existe algo sanador más espiritual y poético.
En esa búsqueda, visité dos curas para que me impusieran las manos, tomo flores de bach, empecé una alimentación sana, consulté homeópata y médico antroposófico, escucho a la astróloga, hice un curso de El Arte de Vivir y este domingo a la tarde, fui a conocer una propuesta de meditación.
Lo llaman Medicina integrativa: medi-cina + medi-cación + medi-tación. Explican que Medi viene del latín y significa medida justa interna = equilibrio.
Aquí y ahora. Colchoneta, almohadón, mantita y a respirar. Debe haber sido un poco más de media hora. En ese tiempo, se me fue la contractura cervical que me venía torturando y la respiración fue pacificadora. “La mente observa los pensamientos”, indica la instructora y describe los saltos pasado-futuro que juegan los pensamientos. En mi caso, mi mente observaba cómo mis pensamientos ya estaban escribiendo este post. Mezcla de presente transformándose en futuro, y ahora pasado que se vuelve presente.
Es probable que haga uno de los cursos, el que propone “transitar adaptativamente las enfermedades oncológicas”.
En tanto, les preguntas vienen a mí: ¿Empiezo durante la radioterapia o al terminar? ¿La mente que observa estará en el cerebro? ¿Le llegará la radiación? ¿Y los pensamientos dónde están ubicados? ¿Se mueven? ¿Se podrán esconder durante la radioterapia? ¿Las ideas se crean en las neuronas o las neuronas las pescan de otros lados?
Mi cerebro tiene sabidurías y capacidades que mi mente desconoce (como hacer latir el corazón, digerir, cicatrizar), ¿sabrá transitar el cáncer y se habrá olvidado de darme las instrucciones?

2 comentarios:

  1. Uf! que post maravilloso.
    Yo empezaría el curso ahora mismo, durante la radioterapia. Pero es cierto, yo no soy vos... entonces sugiero que hagas lo que vos tengas ganas, lo que más fuerte resuene en tu interior.
    No me caben dudas de que tu cerebro sabrá transitar el cáncer y a medida que desarrolles cada vez más tu relación conciente con él, podrás escuchar las instrucciones que te da!

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  2. O quizás tu cerebro sabe transitarlo y no necesita darte instrucciones. Simplemente fluye, quizás hay que dejarlo fluir y tener confianza. Entregarse y no esperar instrucciones
    ¡Yo a tu cerebro le tengo mucha confianza!

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