viernes, 7 de octubre de 2011

Hermandad

Hay días en que me cuesta poner en palabras cualquier cosa. Días en que preferiría dormir. Suelen ser días en que no me siento bien, cuando dudo de mis fuerzas, desconfío de mí misma y los miedos piensan por mí. Entonces hago silencio. Será que los miedos van por dentro y no escriben en el blog.
Esta semana sumé, a las náuseas, la piel que me duele y una sensación de calor permanente y fea en la cabeza. Sigo con sueño y se me empezó a caer el pelo. Ya está. Lo conté.
Hace unos días, uno de los técnicos me dijo, de onda, que quizás no se me caía el pelo, que iba bien. En fin, tengo que seguir aprendiendo a preguntar menos y escuchar, nada. Confieso que me había ilusionado un poquito.
Es difícil transmitir la procesión de estos días. Me resulta agotador ir todos los días al centro de radioterapia, caminar por un pasillo, bajar a un subsuelo solita y poner la cabeza en la camilla para los rayos. Es difícil convencerme profundamente de que eso me está curando el cáncer. Pero ya hice mi último intento anoche, con mi oncóloga M., para ver si existe la posibilidad de acortar el tratamiento. “Esa sería la mayor estupidez. Estamos en la mitad del río, y hay que seguir nadando”, contestó rotunda y me miró fijo. “Nadar pero con menos padecer”, dijo después para contener mi angustia. Me agarró la mano, me escuchó un rato, y me recetó corticoides de refuerzo. Hoy me levanté mucho mejor. El pelo, igual, cae como la lluvia de hoy.
En esta dificultad de transmitir lo que siento, me resuenan las palabras de una colega, que vive en Viedma, vino a tratarse por un cáncer de mama a Buenos Aires, y me escribió al ver el blog (¡gracias! a otra amiga en común). “Creo que es muy importante poder hablar, compartir (…). No sé por qué razón una establece como relaciones de hermandad en estos casos”, me decía. Comparto esa sensación. Y de hecho agradezco a la vida estar cerca de una amiga-hermana que pasó por un cáncer hace años y me acompaña sabiamente en estos siete años y medio. Quizás esa “hermandad” tiene que ver con esto que me resulta, a menos a mí, intransferible con palabras.
En sintonía, tomo el texto que compartió mi queridísima PauLi esta mañana, de alguien que encontró una buena forma de expresarse, Steve Jobs: "Tu tiempo es limitado, de modo que no lo malgastes viviendo la vida de alguien distinto. No quedes atrapado en el dogma, que es vivir como otros piensan que deberías vivir. No dejes que los ruidos de las opiniones de los demás acallen tu propia voz interior. Y, lo que es más importante, ten el coraje para hacer lo que te dicen tu corazón y tu intuición."

2 comentarios:

  1. Intento por vez mil dejar un comentario....
    Te leo siempre Yani, a veces creo estar mas cerca. Besito

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  2. Yo como no llamo por teléfono dejo comentarios acá. Es más difícil encontrar un momento para hablar que escribirte un comentario con esto de las 6 horas de diferencia horaria en que vivimos. Aparte siempre tengo la ilusión que estés pensando en otras cosas cuando te llamo y no quiero torturarte con el "cómo estás?" argentino. Ese que obliga a una conversación sincera. Te qquiero mucho pelada linda!

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